domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Quieres enviar un dibujo al espacio?

     Cerca de 3.000 dibujos de niños europeos, entre ellos unos 250 españoles, viajarán al espacio. Lo harán a bordo de CHEOPS (CHaracterizing ExOPlanet Satellite), un telescopio cuyo objetivo es identificar nuevos planetas fuera del sistema solar –lo que se conoce como exoplanetas– y que está previsto que se lance al espacio en diciembre de 2017.

     El concurso de dibujos es una iniciativa de la Agencia Espacial Europea, que quiere acercar los proyectos de desarrollo espacial a los más pequeños, y en España cuenta con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Instituto de estudios Espaciales de Cataluña y el Instituto de Astrofísica de Canarias.

     Para participar en esta iniciativa es necesario tener entre 8 y 14 años y que los dibujos tengan unas características concretas: tener relación con el espacio y estar hechos en blanco y negro, ya que es la única manera de que los dibujos seleccionados puedan ser grabados en formato miniaturizado en una placa que se montará en el telescopio. Además, los diseños se deben presentar en una plantilla.  El plazo para presentar los trabajos finaliza el 20 de octubre.

     “Viajar al espacio es un sueño que tienen muchos niños. Ahora, aquellos a los que además les gusta el dibujo podrán combinar sus dos pasiones y cumplir ese sueño con CHEOPS”, señala Ignasi Ribas, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio y coordinador de la iniciativa en España.

     El nombre de CHEOPS es un homenaje al Antiguo Egipto y una referencia a la pirámide Keops. Hasta el momento se conocen unos 2.000 exoplanetas y con esta misión espacial, perteneciente al programa Cosmic Vision de la Agencia Espacial Europea, se pretende aumentar este número.

     El telescopio CHEOPS se dedicará a buscar tránsitos de planetas, es decir, pequeños eclipses, en estrellas brillantes en las que ya se sabe que existe un sistema planetario. Se hará mediante fotometría de muy alta precisión, una técnica con la que se mide el brillo de una estrella cada minuto y se detecta una disminución cuando, en su movimiento orbital, el planeta pasa por delante y oculta parte del disco de la estrella. Dichos datos permitirán determinar con gran precisión el tamaño del planeta y saber si se trata de un mundo de gas, como Neptuno, o de roca, como la Tierra.

     Esta misión es la primera de la Agencia Espacial Europea en la categoría de pequeña misión. Existen tres rangos: las grandes, que cuestan miles de millones de euros; las medianas, aquellas que cuestan cientos de millones y, por último, las pequeñas, de menos de 100 millones. CHEOPS fue seleccionada entre 26 propuestas en octubre de 2012 y cuenta con un presupuesto de 50 millones de euros. (Fuente: SINC)

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Más información en la página web de la AEE (ESA-Space for Kids)

El grafeno sigue sorprendiendo

      Una nueva forma de agrupación de átomos de carbono, el grafeno, resulta ser muy prometedora por su dureza y flexibilidad, no sólo para fabricación de pantallas de ordenador o móvil, sino que ahora se ha descubierto su importancia como superconductor.

     El grafeno (una capa de átomos de carbono conformando una retícula hexagonal con un grosor de tan sólo 1 átomo) tiene muchas aplicaciones potenciales para el futuro, y a esta lista hay que añadirle ahora una más: su posible uso como superconductor eléctrico.

     El equipo de Andrea Damascelli, de la universidad de la Columbia Británica en Canadá, ha creado la primera muestra de grafeno superconductor de la historia, al recubrirlo con átomos de litio.

     Aunque en investigaciones previas ya se observó superconductividad en algunas variedades especiales de grafito, en capas de más de un átomo de grosor, inducirla en una capa de carbono de un solo átomo de espesor como es el grafeno había estado fuera del alcance de los científicos hasta ahora.

     Alcanzar la superconductividad en el grafeno promete introducirnos en una nueva era de la electrónica del grafeno y de dispositivos cuánticos nanoscópicos.

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     Dado el enorme interés científico y tecnológico que suscita, la capacidad de inducir superconductividad en el grafeno de una sola capa promete tener un notable impacto en múltiples disciplinas. Según los informes financieros, el mercado global del grafeno alcanzó los 9 millones de dólares en 2014, con la mayoría de las ventas situadas en las industrias de semiconductores, electrónica, baterías, energía y materiales compuestos.

     El grafeno, aproximadamente 200 veces más fuerte que el acero por unidad de peso, fue obtenido por vez primera en 2004 por Andre Geim y Kostya Novoselov, de la Universidad de Manchester y ganadores de un premio Nobel.

Una interesante aplicación del galio

     ¿Os acordáis de la formulación inorgánica? ¿De las sales binarias? Pues para que veáis su importancia: una sal de galio, nitruro de galio, podría recortar drásticamente el consumo energético de ordenadores y otros dispositivos digitales, por ejemplo, en los centros de datos, automóviles eléctricos y dispositivos domésticos en un porcentaje de entre el 10 y el 20 por ciento.

     La electrónica de potencia es una tecnología omnipresente utilizada para convertir la electricidad a voltajes más altos o más bajos y entre diferentes tipos de corrientes, por ejemplo en el adaptador eléctrico de un ordenador portátil, o en las subestaciones eléctricas que transforman voltajes y distribuyen la electricidad a los consumidores. Muchos de estos sistemas de electrónica de potencia están basados en transistores de silicio que se activan o desactivan para regular el voltaje pero que, debido a limitaciones de velocidad y resistencia, desperdician bastante energía en forma de calor.
    
    Este material promete ofrecer una eficiencia mucho más alta que el silicio en transformadores eléctricos y componentes similares, de uso común en la computación.

     Los transistores de nitruro de galio de Cambridge Electronics tienen una décima parte de la resistencia eléctrica de tales transistores basados en el silicio, según la compañía. Esto permite una eficiencia energética mucho más alta, y una frecuencia de conmutación varios órdenes de magnitud más rápida, lo que significa que los sistemas de electrónica de potencia con estos componentes pueden ser fabricados más pequeños.

     El equipo del cofundador de Cambridge Electronics Inc., Tomás Palacios, profesor de ingeniería electrónica y ciencias de la computación en el MIT, quien coinventó la tecnología, está utilizando sus transistores para fabricar sistemas de electrónica de potencia que hagan que los centros de datos consuman menos, que los coches eléctricos sean más baratos y potentes, y que los adaptadores eléctricos de los ordenadores portátiles tengan un tercio de su tamaño actual, o incluso sean lo bastante pequeños como para caber dentro del propio ordenador.